Perú ha consolidado su posición como uno de los principales exportadores de cacao fino de aroma, una variedad valorada mundialmente por su sabor, aroma y características únicas. Regiones como San Martín, Piura, Cusco y Amazonas se han convertido en polos productivos gracias a modelos de producción sostenibles basados en agroecología, comercio justo y certificaciones orgánicas. Este tipo de cacao ha ganado popularidad en mercados gourmet como Suiza, Alemania, Bélgica y Estados Unidos.
A través del apoyo de instituciones gubernamentales, ONGs y organismos internacionales, se han creado redes de cooperativas cacaoteras que brindan capacitación técnica a los agricultores, acceso a crédito y mejoras en infraestructura de poscosecha. Todo esto ha permitido elevar la calidad del grano, obtener precios más competitivos y mejorar significativamente la calidad de vida de las familias productoras.
El impulso al cacao fino de aroma también ha tenido un impacto social positivo, al empoderar a comunidades rurales, reducir la dependencia de cultivos ilícitos y fortalecer la identidad cultural del cacao peruano. El país apunta a convertirse en líder mundial en producción sostenible, apostando por un modelo que combine rentabilidad, calidad y responsabilidad ambiental.